Oración poderosa

Foto por Diana Gómez

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Ahora, es mi momento como madre de orar por mis hijas

Por Mayra Ita

Me sentí frustrada cuando a mi hija mayor no le dieron la beca que solicitamos en una de las mejores universidades de México.

Durante esos días quería luchar con mis propias fuerzas porque sentía que Dios no me había ayudado a pesar de orar arduamente.

Por un momento dejé mi enojo y recordé cuando tenía 18 años. Nunca fui una joven aplicada pero tampoco reprobaba. Cuando terminé la prepa no sabía hacia dónde ir. ¿Qué iba a estudiar? ¿A qué me quería dedicar? Ninguna carrera me inspiraba y mucho menos me apasionaba.

Con mucha angustia mis papás me llevaron con una psicóloga para que me orientara. Ella dijo que de acuerdo a unos tests psicométricos, mi vocación era la psicología. “Pero”, (pensé) “si a mí ni me gusta escuchar los problemas de las personas”.

Sin otra opción en mente, llegó el día de inscribirme a la universidad. Mi mamá me acompañó y se quedó esperando en el auto. Me formé en la fila de la carrera de Psicología junto con 50 aspirantes más. Frente a mí, se encontraba la mesa de Economía vacía.

Después de 20 minutos, la fila donde estaba formada crecía mientras que en la de Economía ni las moscas se acercaban.

Sin dudarlo y sin consultarlo con nadie salí de la fila y entregué mis papeles para estudiar la Licenciatura en Economía.

Al paso de los años he descubierto que fue la decisión correcta.  Encontré en la Economía la carrera que me satisface y con la que apoyo al sostén monetario  en mi hogar.

Pero, ¿cómo fue? ¿Qué me hizo cambiar? ¿Por qué estaban juntas la mesa de Psicología y la de Economía? No son de la misma área y no van en orden alfabético.

Ese día al llegar al carro donde me esperaban supe la respuesta. Mi madre estaba con sus ojos cerrados, orando, pidiendo a Dios por mi futuro.

Ahora, es mi momento como madre de orar por mis hijas. Las cosas tal vez no van a salir como lo planeamos. Quizá sienta que el camino que están tomando no es el correcto. Pero sé, que la respuesta de Dios ante la oración de una madre es la misma ayer, hoy y siempre.


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