Las finanzas hogareñas y la mujer que trabaja fuera de casa

Foto por Cynthia Ramírez

Foto por Cynthia Ramírez

No cabe duda que el asunto del dinero es muy importante para las buenas relaciones entre los esposos

Adaptado por Sally Isáis

El aspecto económico es sumamente importante en la relación conyugal. Es un tema serio y así debe abordarse. Hay dos aspectos vitales que se deben tocar con valentía y honestidad, para lograr un buen matrimonio: El asunto de la relación sexual y el del dinero. Ambos son importantes en la buena marcha de la vida de cada pareja.

En cierta ocasión una señora decía: “No importa cuánto sea el dinero que entra en el hogar; para mí la vida ha cambiado fundamentalmente. Mi marido es un hombre bueno, tiene su porvenir asegurado, pero encuentro difícil ajustarme a esta nueva manera de desenvolverme.

Antes yo trabajaba, ganaba mi dinero. Yo me sentía dueña absoluta de esa pequeña cantidad, disponía de ella a mi gusto, compraba, ahorraba, regalaba; ahora la situación ha cambiado, soy dueña de mucho mayor cantidad de bienes, mi esposo me da todo, quiere que yo me arregle bien, que me vista con elegancia.

¡Pero no es lo mismo! Cada vez que me pregunta si ya me gasté el dinero, me dan ganas de salir a ganarme por mí misma ese dinero”.

¿Tiene derecho de quejarse esta señora? Es un asunto muy complejo, ¿verdad? Por un lado, no carece de nada, por el otro no le falta razón para pensar así.

En fin, es un asunto que debe resolver cada pareja por su cuenta.

Pero eso sí, antes de casarse se debe hablar mucho sobre esto para evitar pequeños choques; los novios se deben entender clara y perfectamente y decidir de común acuerdo la política económica a seguir dentro de su matrimonio.

De otra manera, no faltarán los sentimientos heridos, la sensibilidad molesta y malos entendidos; y estas son cosas que perturban e interfieren en la felicidad y que, llevadas a grado extremo, provocan hasta separación y pérdida del amor.

Hay parejas que, a pesar de tener muchos años de casados, aún realizan sus negocios a escondidas uno del otro, y mienten para ocultar alguna compra realizada o algún gasto no compartido por la otra parte.

¿Algo tan material podrá afectar la unión espiritual de dos que se aman? Puede ser ¡Y no debemos permitir que esto suceda! Pero recuerda que de la verdad y valentía con que expongas tus puntos de vista, dependerá, en gran parte, la felicidad de tu matrimonio.

No cabe duda que el asunto del dinero es muy importante para las buenas relaciones entre los esposos. Quizás algunas personas piensen que la mujer debe trabajar, y algunas no. Sí, no te extrañe, porque para este delicado tema del dinero, habrá tantas soluciones buenas, como parejas haya, porque es un asunto que debe resolver cada pareja por su cuenta.

Si la esposa trabaja, ganando su propio dinero o si se dedica exclusivamente al hogar, recibiendo de su esposo todo lo necesario para el mantenimiento de la familia, esto aún no resuelve el problema.

La situación será como cada uno la haya decidido; los resentimientos ahondados con el pasar de los años, surgen entre quienes no tuvieron la valentía de ser sinceros, de hablar de las necesidades mutuas; en fin, de los que no unieron, junto con el corazón, los profundos sentimientos de comprensión y entendimiento.

Cada pareja debe dejar bien establecida la conducta a seguir respecto al uso del dinero. El mandamiento divino, así lo dejó establecido: “No serán dos, sino uno”.

Quizá tú, romántica y soñadora pienses que tratar de este asunto es algo material y prosaico, quizá pienses que no necesitas tocar este tema porque lo que importa es el amor. Pero estás equivocada, la falta de común acuerdo respecto al uso del dinero, puede ser causa de conflictos, de problemas, y algunas veces hasta de separación y pérdida del amor.

Hay muchos puntos de vista sobre cómo llevar el aspecto económico en el hogar.  Depende del carácter de ambos, especialmente el de la mujer; pues hay mujeres muy emprendedoras y activas que están a gusto trabajando fuera del hogar; y también depende de las necesidades económicas.

A veces es imprescindible que la esposa también traiga un sueldo al hogar. También depende de la edad de los hijos y de la salud de la mujer. En fin, hay muchas circunstancias que deben analizarse, pero antes que nada, si ambos están de acuerdo en que no trabaje la mujer, ¡será un matrimonio feliz, así!

Hay muchas madres que trabajan. En realidad esto no es algo nuevo. Siempre ha habido mujeres que trabajan para ayudar al bienestar económico de la familia. Por ejemplo, la mujer campesina realizaba antes (y realiza en la actualidad) muchas tareas fuera del círculo de su casa y su familia. El cuidado de los animalitos y de la tierra significa laborar para ayudar al presupuesto familiar.

En la ciudad la mujer también trabaja, pero el problema actual es que su trabajo la lleva a estar fuera del hogar la mayor parte del día. Sus hijos quedan solos o bajo el cuidado de otra persona. Hay muchos niños que son un problema para la sociedad por el semiabandono en que los tiene su madre.

Cristina se encontraba en una situación como la mencionada: trabajaba todo el día y llegaba de mal humor a su casa, gritando a sus niños constantemente. Y para compensarlos, les daba costosos regalos, les compraba lujosos vestidos, ¡pero el hogar estaba vacío de cualquier forma!

La niña no podía contar con su madre como amiga; el niño tenía que resolver él solo sus problemas; el esposo llegaba tarde a casa y no encontraba el calor del hogar que soñara al iniciarlo.

Un grave problema en verdad. No era culpa de Cristina, puesto que ellos estuvieron de acuerdo en que era necesario el sueldo de ella para salir avante con los gastos de la casa. ¿Qué hacer? En primer lugar, no existían choques porque ambos estaban de acuerdo, y al ver el problema, volvieron a charlar y tomar nuevas decisiones.

Cristina se dio cuenta de que sus actividades fuera del hogar estaban afectando la paz de su familia y la educación y formación de sus hijos y tomó, con la aprobación de su esposo, una nueva determinación: Reducir sus horas de trabajo fuera del hogar.

Por supuesto, dejó de recibir algo de dinero, pero en cambio ganó mucho en paz, concordia y en felicidad para su familia. El caso de Cristina es uno. Pero hay otro tipo de problemas. Hay madres que trabajan fuera del hogar sin necesidad, por su egoísmo nada más, aunque su ausencia del hogar afecte a los hijos. En este caso: Deben dejar de trabajar y punto.

En el caso de madres cuyas actividades no afecten en lo más mínimo a su hogar, harán bien en continuar sus actividades fuera del seno familiar, porque así serán más felices, al estarse realizando como seres humanos.

Para cada caso en particular hay una solución. ¡Lo principal es conversar! Tomar acuerdos mutuos y actuar basados en la norma del amor a Dios, al esposo y a los hijos.

Un aspecto que debemos considerar, y esto no es un caso de radionovela, ha sucedido en muchos hogares, es que cuando la mujer trabaja y percibe un sueldo, tiende a mostrarse dominante, y dueña de todo. Por eso debe tener cuidado de conservar el lugar que le corresponde dentro del sagrado recinto hogareño.

Otro aspecto de vital importancia es el lugar donde trabaja.

Catalina es una señora joven y atractiva y logró empleo en un sitio amable, con un ambiente de sano compañerismo. Pronto hizo amistades, pero de la amistad general, pasó a la individualidad. Se hizo amiga de un joven muy serio y decente, pero casado; y esa amistad poco a poco les comenzó a crear verdaderos dilemas emocionales.

Sí, la esposa buena, la madre abnegada, se encontró casi sin darse cuenta, envuelta en relaciones íntimas con otro hombre. Amistad que comenzó por ocultar a su esposo y que la llevó a un “caos” del que le fue muy difícil escapar. Y tanto ella, como su “amigo”, se vieron grandemente perjudicados en sus respectivos hogares.

Así como decíamos que la mujer que trabaja debe velar siempre para conservar su lugar adecuado dentro del hogar, igualmente aconsejamos que debe vigilar siempre su integridad moral, su pureza de sentimientos y su fidelidad para con su esposo e hijos.

No es malo ni bueno trabajar fuera del hogar. ¡Eres tú, quien con tu actitud harás que sea una acción buena o mala!  

Este artículo fue tomado de una charla radial presentada con la colaboración de María T. de Dorantes y Martha Q. de Álvarez.


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